miércoles, 3 de febrero de 2016

Diario


"Este es su diario. Son siete años de anotaciones. Día tras día. Detallados con una minuciosidad enfermiza. He buscado, en sus páginas, una sola pista que me llevara hasta la verdad de su desaparición. Su relación parecía ser lo mas feliz que un hombre pudiera desear. Su trabajo era muy estable, incluso lo disfrutaba. No hay una sola queja en esta inmensa maraña de palabras. No concibo que un ser humano sea capaz de vivir siete largos años sin encontrar una sola mancha reprochable en este mundo repleto de basura y miseria. Decidí llevarme el diario a casa y estudiarlo mucho mas detenidamente, en busca de un detalle mínimo que hubiera pasado por alto. Fueron varias semanas de lectura. Pasaba las horas absorto, tendido sobre el sofá de la sala,metido de lleno en esa narrativa tan clara,tan bien elaborada y nutrida de datos,que asustaba. Era como si me hablara directamente al cerebro,sin mediar mi intervención. Como un muy bien estudiado guión de cine.Comencé,de a poco, a experimentar lo que él experimentaba, en cada estrofa y en cada oración. Podía saborear su desayuno o refrescarme en las aguas de su amplia piscina. Sus palabras se hicieron carne en mí. Cada segundo en que la lectura se hacía mas profunda, mi vista se tornaba tacto. Ya había dejado de ser un simple lector. Pasé a convertirme en ese hombre. Tan natural fue la transición,que jamás lo llegué a notar del todo. Para cuando quise acordarme,ya me encontraba tumbado en su cama,revolcándome con su preciosa mujer. Me sentía extasiado y perplejo a la vez. Porque gozaba de esa sensación tan palpable. Y sin embargo no se sentía como siempre. Era una forma de placer ajeno.No era mío. Lo podía sentir en cada poro,en cada vértebra. Mis manos dejaron de ser mías.Mi piel era una piel extraña,sobre la piel original. Todo empezaba a volverse una demencial sucesión de momentos.Se mezclaban con mis propios recuerdos y brotaban a toda hora. Dejé de salir de casa, incluso para ir al trabajo. Manejaba mis asuntos a través del tubo del teléfono. No era tan difícil después de todo. Los días se repitieron uno tras otro, ahogado en ese mar oscuro de felicidad forzada. Para la mañana del 4 de Agosto, mi mente estaba totalmente alienada, ausente.Flotaba lejos de mi propia historia.No era capaz de unir las cosas mas banales de mi vieja rutina. No podía asociar una cosa con otra.Nombres,direcciones, encargos. Esa misma noche decidí romper con aquella locura. Tomé las llaves del Ford y salí acelerando a tope, por la autopista. Iba a terminar de desentrañar este asunto. Era imposible creer que no existiera nada torcido en alguna parte de la historia. Nadie puede ser plenamente feliz.Nadie puede sobrellevar siete años de convivencia sin fijarse ,al menos, en una imperfección cualquiera.Un solo detalle que opacara tanta dicha. No era algo posible de aceptar. No en un mundo tan mezquino. Yo no podía entenderlo. 
¿Cómo era humanamente posible que David Robster,un simple empleaducho de oficina, haya vivido tan satisfecho con su espantoso trabajo y una esposa, al parecer ,de un espíritu indomable? No le encontraba la vuelta a ello. Me detuve frente a la enorme puerta de madera. Toqué el timbre,una ,dos,tres veces. Finalmente la hoja se abrió con un leve quejido y allí estaba ella. Era todo lo que un hombre sexualmente activo podía haber soñado. Los ojos almendrados, vivaces, que me miraban fijamente sin turbación alguna. La nariz respingada y la boca de labios inquietos. Tal era la perfección de su rostro,que tardé en notar los pechos pujantes bajo la blusa entallada. No pude siquiera presentarme pues,extrañamente,me había quedado sin voz. No era por el asombro, al toparme con semejante ejemplar de hembra,sino por otra razón aún mas terrible: había olvidado mi nombre. No sabía quien era. Intenté buscar en mis bolsillos y nada. Solo un pañuelo,las llaves del coche y varios billetes arrugados. Lo que mas me sorprendía era la manera en que me observaba, como si estuviera acostumbrada a ello. Pensé,por un momento,que se trataba de una mujer de mundo, cansada de encontrarse con babosos de mi calaña. Pero nada me podía haber preparado para lo que iba a sobrevenir. Apoyando un hombro sobre el marco de la puerta, la esbelta figura se inclinó levemente sobre mí ,y a escasos centímetros de mi rostro estupefacto, murmuró con su cándida voz: 

-Cada vez que llegas,pareces otro distinto,David. Nunca dejas de sorprenderme. 

Mi cabeza se sintió pesada. Era un remolino inexplicable. Me sentí repentinamente sumido en un descenso vertiginoso de incertidumbre. No estaba seguro de lo que estaba pasando. Si era sueño, visión o realidad. ¿Quién era yo?¿Era David? ¿Era otro antes de ser quién ahora era? Quise sujetarme de mis recuerdos,pero solo venían a mi mente las hojas del diario. Palabras,solo palabras escritas. Era raro y nuevo y familiar al mismo tiempo. Entonces fue cuando ocurrió. Mabel entornó sus brazos alrededor de mi cuello y me besó prolongadamente. Volví a sentirla, como cuando hacíamos el amor como dos desquiciados sobre su cama desordenada. Volví a nadar en la amplia piscina. Volví a la oficina ruidosa,abarrotada de gente y humo. Volví a saborear el tocino del desayuno. Volví a rememorar esos siete años de insana felicidad.De alienación. Volví a ser David. No sé si lo era o no. No sé nada. No sé. Espero que lean estas lineas que escribí. Este diario no sé si es mío,o es de alguien mas. Tan solo sé que soy feliz. Plenamente feliz. Y eso no es humano. Hay algo demoníaco en esta sensación. Espero tener las fuerzas para seguir escribiendo antes de perderme en el torbellino de los días. Espero. Ya no lo soporto. Siento que no hay otro lugar en el mundo al que pueda volver. Ningún sitio mejor que este.Este soy yo. David Robster. El hombre mas feliz sobre la faz del planeta. No me busquen."





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