miércoles, 3 de febrero de 2016
Cita
" Ese era el punto de encuentro. Decir que lo devoraban los nervios es minimizar la situación real. Se había convertido en un saco sudoroso conteniendo setenta kilos de carne trémula. El aire le salía de las vías respiratorias como disparado; recordaba al sonido de los camiones al librar presión por medio del sistema hidráulico.Faltaban quince minutos, pero en su cabeza se había formado la ilusión de que las manecillas de su reloj habían declarado huelga. A su alrededor,cientos de rostros. A cada cual mas indiferente. A pesar de ello, su estómago se retorcía emitiendo prolongados gruñidos; señal de incomodidad extrema.Eso le sucedía cada vez que se sentía observado por los demás. Todo estaba en su mente,producto de su delirio febril. ¿Qué iba a decir cuando ella llegara? ¿Saludaría con un informal "hola"? ¿ Usaría una frase mas original? ¿Esperaría a que ella propusiera algo o el tomaría las riendas desde el comienzo? ¿Lo reconocería al primer contacto visual? ¿Y si se sentía decepcionada y no sabía disimular sus desagrados? ¿Debía haberse puesto el otro conjunto de ropa que había escogido primero? Observó el reloj. Su muñeca se agitaba insegura. Adivinó que eran las seis en punto. Otro golpe seco,directo al plexo solar. El sudor aumentó su caudal.Sentía el aire pesado, la humedad en todo su rostro y la boca seca como un ladrillo. Vio la multitud de paseantes,que caminaban distraídos. ¿Estaba dentro de ese enjambre humano? ¿Había pasado de largo? ¿Debieron convenir una contraseña o un detalle distintivo para ubicarse el uno al otro? ¡Oh,mierda! ¡Cuan diferente se sentía estar en la seguridad de la habitación con los auriculares puestos,leyendo un maldito libro o jugando un juego de rol en la PC! ¡Qué espantosa sensación de opresión y angustia; de asco de sí mismo y frustración absurda! Había pasado un minuto de la hora. Le faltaba el aire. O acaso eso le parecía. ¿Debía marcharse y luego mentir,diciendo que la esperó mas tiempo y no la pudo encontrar? Sonaba como una buena idea. De esas buenas ideas que arriban tarde.Ella estaba a metros de él. La pudo ver. ¡Estaba hermosa!¡Qué martirio! Hubiera preferido ver en ella algo fuera de lugar.Un detalle de mal gusto,quizás. La ropa, los adornos, el maquillaje. Pero nada. Era simplemente perfecta. Tardó unos segundos en recomponerse de la impresión. Ella no había hecho contacto visual todavía. Se movía sinuosamente entre el gentío elevando el mentón, en actitud indagatoria. En el preciso instante en que pareció que el encuentro iba a concretarse, percibió ese malestar tan familiar. La presión incomoda en el bajo vientre. ¡Justo ahora!¡Media hora de espera y cuando por fin toma coraje, las ganas de orinar amenazan con volverlo loco! ¡Así,de la nada misma!
La situación empezaba a cobrar un matiz absurdo y dramático. Suplicó a las manecillas que se detuvieran nuevamente en su viaje circular,pero no le respondieron; seguían girando alocadamente cual las aspas de un helicóptero descontrolado. ¡Mierda y mil veces mierda! ¡En los libros las cosas sucedían de otro modo! ¿El mundo real era así de espantoso? Grosero error haberse citado en un lugar así. ¡Y fue su propia idea! Quería sentirse protegido por los estímulos de la ciudad,pero ahora le jugaban en contra. Fue como si el orín pujando desde su interior le hubiera potenciado los sentidos.Las voces se escuchaban como gritos, como si vociferaran vendedores de verduras a través de sus megáfonos estridentes. Los colores y las formas se aglomeraban en una monstruosa masa semoviente, como un flan inmenso o una criatura espacial amorfa. Los olores: perfume,humo de cigarrillo, olor de panchos recién preparados, sudor acre, orín. ¿Por qué percibía ese olor amargo del orín? ¿Era suyo? Se miró la entrepierna y ,no. Aún resistía. Tal vez lo podía oler en su interior. Como una especie de propiocepcion inconsciente.
Por un breve instante su mente barrió todo recuerdo inmediato,sumido en su propio caos interno.
¿Y ella? ¡Dios mío! ¿Lo había visto?¿Se estaba acercando a él?
Levantó la vista en un movimiento desesperado.Era un prófugo escuchando sirenas. Era un esclavo en huida, oyendo los perros de caza de su dueño.
De golpe volvió a ubicarla en el mapa. Venía en su dirección. Con paso dudoso pero constante.
Y la presión del liquido empujando le sonaba en la calavera como un torrente.
Era escoger. Cielo e Infierno a la vez. Se acortaba la distancia. ¡Piensa rápido!
Sudor,lágrimas,picor en los ojos, comezón en las manos.
Cubrió su vientre con las manos intentando una estúpida maniobra para contenerse,pero fue en vano.
El horror se dibujó en el aire y dando las espalda a la hermosa Lucía, arrancó en feroz carrera.
Corrió y corrió y corrió y se maldijo y maldijo a la gente,a la plaza, a los autos que se llevaba por delante,y a los niños interrumpiendole el paso y a la ausencia de baños,maldijo.
Por fin tiró a la basura su pudor burgués y sin reservas,encontró el cielo tras el muro de una guardería.
Era pisar las nubes, el Paraíso, el Nirvana. La sonrisa le asomó sin querer y los ojos se le pusieron en blanco. Divina sensación. Suspiro prolongado hacia la eternidad.
Pensó,mientras volvía a casa,acomodándose la cremallera del pantalón,que el amor no debía ser algo tan poderoso como decían.
Nada que pueda ser relegado por una necesidad fisiológica,merecía tratarse como sublime.
De como un chorro de orina había vencido al amor .
No había leído jamas acerca de ello.
Quien escribe sobre la gloria que se siente al encontrarse con el ser amado, es que nunca estuvo a punto de mearse en los pantalones,se dijo.
Siguió leyendo sus libros y jugando con sus juegos de video. Ella no volvió a llamarlo. No importaba mucho. Tenían su baño privado cerca y eso le bastaba para creer que la felicidad existía."
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario