"Sentada en el cordón de la vereda. Sentada como quien espera a alguien. Sentada,las rodillas juntas,las manos enlazando sus finas piernas de adolescente. Sentada,la cabeza hundida,los hombros como alas que cobijan su pecho vacío. Sentada allí,sobre el cordón; los ojos nocturnos, sombras que esconden la luz de una mirada por despertar. Sentada sobre el riel infinito. Muchas veces pensó en su sucio cordón de vereda como un banco del parque Rivadavia. Un banco de cemento gris extendiéndose hacia cualquier rincón olvidado de su mundo. En otro oscuro callejón, en una avenida saturada por el gentío, tras un elegante restaurant parisino, alguien mas estaba sentado sobre el mismo cordón. Mismas penas hilvanadas, como cuentas, en ese interminable cordón triste. Sentada sobre la linea que no puede cruzar,porque es la corniza que se asoma sobre el abismo. Sentada sin saber o sabiendo lo indeseable.Sentada como yo, sentado en mi propio cordón; la soga suspendida encima de un negro pozo, cruel y frío. Sentada ella, igual que yo, igual que miles otros.Sin embargo se siente tan sola. Suma de impías soledades,apoyando el trasero sobre este cordón umbilical que nos alimenta,que no nos deja nacer para poder morir. En su extremo,ella. Yo aquí, sintiéndola desfallecer. Quisiera poder acortar la brecha, acercarme, compartir su espacio, contener su silencio en mi silencio, revolver la melena enmarañada, besar su frente amplia, calmar mi angustia con su angustia de terso reposo. Pero es imposible. Solo compartimos este cordón rugoso y el placer de una cerveza helada y el humo toxico de un cigarro mal armado. Pero es imposible. Su soledad es suya, así como mi dolor me pertenece. Solo su boca interna le puede hablar, solo sus visiones pueden llenar el espacio yermo de su seno palpitante. Sentada ,ella,sobre el mismo cordón, unidos y a la vez tan distantes. Un hilo rojo que cruza agujeros de gusano, atándonos, separándonos en años luz. Sentados,abandonados, náufragos en estas pequeñas islas, en un mar de ciudad indiferente y tormentas voraces. Solo me llega su voz. Y las voces desgarradas de tantos. Y son voces que destrozan el pavimento, en baches de sangre,a la intemperie, bajo la nieve,y la lluvia, y el deseo de levantarse y empezar a caminar.
¿Quedará su sucio cordón de vereda vacío en algún tiempo?
¿Nos cruzaremos caminando alguna noche extraviada?
Sentada ella,mirando al mundo pasar por la vereda de enfrente. Ajena del mundo. Y el mundo ajeno de ella. En su cordón de vereda de barrio pobre, de conventillo y villa miseria.
Sentados,los dos, nos abrazamos al farol invisible de amores ya muertos,para vomitar esta existencia abyecta que nos lastima.
Sobre el sucio,sucio cordón nos conocimos,sin conocernos.
Porque un cordón es igual en esta ciudad perdida, o en Moscú o en Toulouse o en Izmir.
Un infinito banco de plaza,donde duerme el mendigo.
Una tumba. Una misma tumba para cualquiera."
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